miércoles, 26 de septiembre de 2012

Soluciones para erradicar la violencia escolar



SOLUCIONES PARA ERRADICAR LA VIOLENCIA ESCOLAR

Podríamos diferenciar entre dos grandes tipos de respuesta educativa ante el comportamiento antisocial en las escuelas.
Tendríamos, por un lado, lo que llamamos respuesta global a los problemas de comportamiento antisocial (que técnicamente podría considerarse como prevención primaria) (Moreno y Torrego, 1996). Se trata de una respuesta global por cuanto toma como punto de partida la necesidad de que la convivencia (relaciones interpersonales, aprendizaje de la convivencia) se convierta y se aborde como una «cuestión de centro». Esta respuesta global asume, por tanto, que la cuestión de la convivencia va más allá de la resolución de problemas concretos o de conflictos esporádicos por parte de las personas directamente implicadas en ellos.
Por otro lado, tendríamos una respuesta más «especializada», esto es, consistente en programas específicos destinados a hacer frente a aspectos determinados del problema de comportamiento antisocial o a manifestaciones más concretas del mismo, que técnicamente denominaríamos prevención secundaria y terciaria (Trianes y Muñoz, 1997; Díaz-Aguado, 1992; Díaz-Aguado y Royo, 1995; Gargallo y García, 1996; Pérez, 1996). Se trata de programas más o menos ambiciosos, desarrollados por expertos, y que se vienen aplicando en centros educativos españoles desde hace años.
Es indudable que los actos violentos no pueden quedar impunes y que deben tener siempre una respuesta adecuada, pero las opiniones generalizadas son las que se basan en el análisis de las causas y el diseño de planes específicos y generales en los centros docentes. Sin embargo hay que tener en cuenta que los docentes se cargan con un peso que puede ser en criterio de algunos excesivo. La escuela forma, la familia educa. En cualquier caso, todos están de acuerdo en que los distintos agentes deben actuar coordinados. Una propuesta alternativa de soluciones concretas podría ser la siguiente:
1- Trabajar con la familia. La principal respuesta a la violencia escolar esta en los padres. Es evidente que los adultos no estamos enseñando a nuestros niños y jóvenes a resolver sus conflictos pacíficamente. La violencia que entra en las salas de clases generalmente tiene sus raíces en las casas.
Es cosa de ver algunas reveladoras aunque escalofriantes cifras: Uno de cada cuatro hogares sufre de la violencia intrafamiliar. Casi un 70% de los niños reconocen haber sido objeto de maltrato por parte de sus padres o familiares más cercanos.
Por ello uno de los objetivos sería crear una nueva relación más cercana entre el entorno escolar con esas familias. Esta nueva relación entre padres y establecimiento es uno de los ejes del nuevo curriculum.
2- Elaborar un nuevo curriculum que integra al alumno y se adapta al mundo en que vive. El qué aprenden y el cómo aprenden nuestros niños tiene efecto sobre el conocimiento y los valores, base de la convivencia.
Al sentir los alumnos que lo que aprenden les es útil en su vida diaria, al poder ellos mismos tomar las riendas de su aprendizaje y no ser sujetos pasivos de largas lecciones que consideran inútiles, mucho de los motivos de resistencia contra la autoridad escolar disminuirán.
Una educación pertinente a los desafíos de hoy con profesores formados para estos desafíos le devuelve a la escuela su rol formador. En ese nuevo currículum son los propios alumnos los que adquieren conciencia de la importancia del aprendizaje.
3- Promover la apertura de más espacios de expresión de la cultura juvenil y ocupación del tiempo libre. Los colegios abiertos, en horario extraescolar a numerosas actividades culturales, deportivas, de servicio a la comunidad, se convierten en punto de encuentro entre adultos y jóvenes. Consiste en conferencias, coloquios, grupos de trabajo, talleres, mesas redondas, ludotecas, talleres de simulación, conciertos, etc... en definitiva alternativas a las calles y sus tentaciones.
La comunidad escolar toma conciencia de su rol y es capaz de dar soluciones a sus problemas.
4- Privilegiar la mediación escolar como forma de resolver los conflictos. Para ellos deben desarrollarse programas en especial orientados a la comunidad escolar que contribuyan a apoyar a los profesores, padres y alumnos a fortalecer la convivencia interna y la formación en resolución pacífica de los conflictos.
5- Oferta ayuda especializada a jóvenes y familias con dificultades psicológicas, médicas, rehabilitadoras, económicas, educativas, sociales, laborales... a cargo de fondos estatales.
6- Atender a cada persona de manera especializada, en orden a su personalidad y sus vivencias y en consecuencia a su delito para ello es importante clasificar el tipo de comportamiento antisocial entre los que debemos diferenciar:
A: Disrupción en las aulas: Es una situación en la que el alumno impide con su comportamiento el desarrollo normal de la clase. Se ha originado con la finalidad de llamar la atención.
B: Problemas de disciplina: Es el siguiente paso después de la disrupción, donde se da un conflicto entre el profesor y el alumno, quien actúa con violencia verbal (insultos), conductual (boicot) o física.
C: Maltrato entre compañeros («bullying»): Es un proceso de intimidación y victimación entre compañeros. Es una agresión psicológica que tiene graves consecuencias.
D: Vandalismo y daños materiales: agresividad contra las cosas del centro educativo.
E: Violencia física: Es la agresividad física hacia persona, es con el vandalismo y el acoso sexual la que más repercusiones sociales conllevan.
F: Acoso sexual: Generalmente suele ser una manifestación oculta de conducta antisocial.

2 comentarios:

  1. La violencia en estudiantes es un tema muy importante y ahora un tema muy conocido, que buena publicación ayuda a personas que sufren casos de este tipo. Felicitaciones tienen un blog muy interesante

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  2. Que tema tan interesante para aportar ideas para controlar la violencia escolar debemos empezar por controlar nuestra propia ira siempre debemos resolver los inconvenientes con el dialogo, ayudemos a los demás a disolver sus indiferencias de forma pacífica. Organicemos una corte juvenil en donde los jóvenes actúen como jueces, ayudemos a los compañeros que necesitan de nosotros para arreglar sus problemas, seamos ejemplo de los alumnos más jóvenes es decir no al BULLYING.

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